Versículo Clave:
Malaquías 4:5-6 - "He aquí, yo os envío el profeta Elías antes que venga el día de Jehová grande y terrible. Él hará volver el corazón de los padres hacia los hijos, y el corazón de los hijos hacia los padres, no sea que yo venga y hiera la tierra con maldición."
En el Día del Padre, celebramos el rol paterno y reflexionamos sobre la imagen de padre que nos muestra la sociedad versus el modelo perfecto de nuestro Padre Celestial. Él nos ha dado un ejemplo de cómo amar, guiar y proveer, a pesar de nuestras imperfecciones humanas. Este mensaje nos invita a mirar la paternidad a la luz de Su Palabra, fortaleciendo nuestros hogares y relaciones familiares para que, como padres y madres, podamos llevar a nuestros hijos por el camino de Dios.
La sociedad nos bombardea con imágenes de paternidad que a menudo distorsionan o devalúan el rol del padre. Sin embargo, la Biblia revela que el modelo de familia y paternidad es una institución divina, diseñada por Dios mismo. Él nos muestra un Padre siempre presente, compasivo, justo e intencional, que conoce el propósito para cada uno de Sus hijos y nos guía con sabiduría. Nuestro desafío es reflejar ese carácter divino en nuestro propio hogar, conociendo y fomentando los dones y talentos únicos de nuestros hijos.
"Efesios 3:14-15: 'Por esta causa doblo mis rodillas ante el Padre de nuestro Señor Jesucristo, de quien toma nombre toda familia en los cielos y en la tierra.'"
El origen y el modelo de toda paternidad y familia se encuentran en Dios. Él es la fuente de nuestro entendimiento sobre el amor, la guía y la provisión en el hogar, muy diferente a las tendencias culturales que a menudo desvirtúan estos roles.
La Parábola del Hijo Pródigo (Lucas 15:18-24) nos revela el corazón de un Padre que espera, perdona y restaura con misericordia a Sus hijos.
Ante el arrepentimiento del hijo, el padre corrió, lo abrazó y lo recibió con alegría, celebrando su regreso y restaurando su dignidad, no con reproches sino con amor incondicional. Este es el modelo al cual somos llamados: un Padre que acoge, que se mueve en amor y bondad, y que celebra el retorno y el crecimiento de Sus hijos.
"La santidad del hogar está basada principalmente en la santidad del Padre, reflejando el carácter de Dios en la vida diaria."
La crianza de los hijos es una tarea compartida y no debe recaer únicamente sobre el padre. Así como dos remeros coordinados guían un bote a su destino, padre y madre deben remar juntos, en la misma dirección y con el mismo propósito. Esta labor conjunta implica una conexión constante y una alineación de principios y valores, fundamentados en la Palabra de Dios. Ambos, padre y madre, son llamados a instruir, guiar y disciplinar con amor, presentando un frente unido a sus hijos.
"Efesios 6:4: 'Y vosotros, padres, no provoquéis a ira a vuestros hijos, sino criadlos en disciplina y amonestación del Señor.'"
"2 Timoteo 1:5: 'Trayendo a la memoria la fe no fingida que hay en ti, la cual habitó primero en tu abuela Loida, y en tu madre Eunice, y estoy seguro que en ti también.' "
La Escritura nos muestra la importancia de la guía paterna y la influencia espiritual de la madre. La crianza efectiva requiere que ambos padres actúen en unidad, complementándose y apoyándose mutuamente en la disciplina y la instrucción de los hijos en los caminos del Señor.
La verdadera restauración de la paternidad y del hogar comienza cuando el padre entrega completamente su vida, sus temores y sus imperfecciones a Cristo. Al permitir que el Señor guíe cada paso, el padre se convierte en un modelo vivo de fe y servicio para su familia. Esto significa vivir una vida donde todas las acciones, tanto dentro como fuera del hogar, se hacen "como para el Señor". Los hijos observan y aprenden del ejemplo de sus padres, viendo cómo oran, cómo piden perdón y cómo confían en Dios en cada situación.
"Josué 24:15: 'Y si mal os parece servir a Jehová, escogeos hoy a quién sirváis; si a los dioses a quienes sirvieron vuestros padres cuando estuvieron al otro lado del río, o a los dioses de los amorreos en cuya tierra habitáis; pero yo y mi casa serviremos a Jehová.'"
Esta declaración de Josué es un poderoso recordatorio de que la decisión de servir a Dios debe ser personal y firme, impactando no solo la vida del padre sino la de todo su hogar. Al elegir a Cristo como centro, el padre establece un legado de fe.
Así como una linterna debe apuntarse en la dirección correcta para encontrar el camino, nuestra mente y corazón deben estar siempre dirigidos a la Palabra del Señor. Al hacer esto, nuestra labor como padres y nuestra vida familiar serán guiadas por Él, protegiéndonos de las influencias contrarias a Sus enseñanzas y permitiéndonos criar hijos seguros, confiados y con un propósito claro en Dios.
La paternidad es un llamado sagrado a reflejar el carácter de nuestro Padre Celestial. Él hará volver el corazón de los padres hacia los hijos y el de los hijos hacia los padres. Confiemos plenamente en Su obra y actuemos en consecuencia:
"Proverbios 4:8-9: 'Engrandécela, y ella te engrandecerá; ella te honrará, cuando tú la hayas abrazado. Adorno de gracia dará a tu cabeza; corona de hermosura te entregará.'"