La Confrontación con el Pecado en el Evangelismo

Texto Base

La mujer le dijo: Señor, dame esa agua para que no tenga yo sed, ni venga aquí a sacarla. Jesús le dijo: Ve, llama a tu marido, y ven acá. Respondió la mujer y dijo: No tengo marido. Jesús le dijo: Bien has dicho: No tengo marido; porque cinco maridos has tenido, y el que ahora tienes no es tu marido; esto has dicho con verdad. Le dijo la mujer: Señor, me parece que tú eres profeta.

Juan 4:15-20 (RVR60)

Nuestra Identidad y el Propósito de la Salvación

Como creyentes, experimentamos un antes y un después. Sin Cristo, estábamos muertos en delitos y pecados, viviendo en esclavitud bajo la influencia de este mundo. Pero al aceptar a Jesús, el Espíritu Santo mora en nosotros, sellándonos y dándonos una nueva identidad en Cristo: somos pasados de las tinieblas a la luz.

Esta nueva identidad tiene un propósito de amor: practicarla. Esto implica renovar nuestra mente, desentrenándonos de los principios del mundo y entrenándonos en la Palabra de Dios. También nos llama al evangelismo, siendo luz en las tinieblas y testigos de la transformación de Dios en nuestras vidas. En este camino de amor y empatía, surge una pregunta crucial: ¿Qué hay de la confrontación con el pecado?

La iglesia es un lugar de desentrenamiento de lo que el mundo nos ha enseñado, para ser entrenados en los principios de Dios.

1. La Resistencia a la Confrontación

A nadie le gusta que lo confronten con su pecado. Nuestra tendencia natural es evadir la responsabilidad, cambiar de tema o culpar a otros. Desde Adán, que culpó a Eva, hasta nuestros días, buscamos justificaciones para nuestras fallas.

Ejemplo Bíblico: Adán y Eva

Cuando Adán fue confrontado por su desobediencia, culpó a Eva: "La mujer que me diste por compañera me dio del árbol, y yo comí." (Génesis 3:12)

Esta evasión es porque los hombres amaron más las tinieblas que la luz, pues sus obras eran malas. El que hace lo malo, aborrece la luz para que sus obras no sean reprendidas. Es un rechazo a ser expuestos.

"Y esta es la condenación: que la luz vino al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas. Porque todo aquel que hace lo malo, aborrece la luz y no viene a la luz, para que sus obras no sean reprendidas."

Juan 3:19-20

El Señor Jesús, en Su sabiduría y amor, nos muestra cómo confrontar. Con la mujer samaritana, Él inició una conversación cotidiana y, con empatía, reveló Su conocimiento de su vida, exponiendo su pecado no para condenar, sino para ofrecer vida eterna.

2. La Confrontación es Esencial para la Salvación

Abordar el tema del pecado es crucial, pues de ello depende la salvación. Sin confrontación y arrepentimiento, no puede haber perdón. Debemos reconocer nuestra condición.

Nuestra Naturaleza Caída

La Biblia nos describe: "También debe saber esto: que en los postreros días vendrán tiempos peligrosos; porque habrá hombres amadores de sí mismos, avaros, vanagloriosos, soberbios, blasfemos, desobedientes a los padres, ingratos, impíos, sin afecto natural, implacables, calumniadores, intemperantes, crueles, aborrecedores de lo bueno, traidores, impetuosos, infatuados, amadores de los deleites más que de Dios, que tendrán apariencia de piedad, pero negarán la eficacia de ella; a estos evita."

2 Timoteo 3:1-5

Podemos engañar a las personas, pero no a Dios. Él es omnisciente y omnipresente; lo sabe todo y nos ve en todo momento. No hay privacidad ante Él. Los pecados ocultos en la tierra son evidentes en el cielo.

El Llamado de Dios

Dios nos invita a resolver nuestra situación con Él: "Vengan ahora, y razonemos, dice Jehová: aunque vuestros pecados sean como la grana, como la nieve serán emblanquecidos; aunque sean rojos como el carmesí, vendrán a ser como blanca lana."

Isaías 1:18

Este llamado es una invitación a la honestidad y al arrepentimiento, a entender que Él tiene el poder de limpiarnos por completo, de rojo a blanco, de negro a blanco, si tan solo nos ponemos a cuentas con Él.

3. ¿Cómo nos Confronta el Señor?

Dios utiliza diversos medios para confrontarnos con nuestro pecado, siempre con un propósito redentor:

La Palabra de Dios

"Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de doble filo; penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón."

Hebreos 4:12

Al evangelizar, en amor, presentamos la Palabra de Dios, que es la que confronta y revela la verdad.

El Espíritu Santo

"Y cuando él venga, convencerá al mundo de pecado, de justicia y de juicio."

Juan 16:8

Es el Espíritu Santo quien opera en los corazones, por eso la oración previa al evangelismo es vital.

Las Circunstancias

"Pero Jehová hizo levantar un gran viento en el mar, y hubo en el mar una tempestad tan grande que se pensó que se partiría la nave. Y los marineros tuvieron miedo, y cada uno clamaba a su dios; y echaron al mar los enseres que había en la nave, para descargarla de ellos. Pero Jonás había bajado al interior de la nave, y se había echado a dormir."

Jonás 1:4-5

Dios usa las "tempestades" de la vida para despertarnos de nuestro pecado y llevarnos al arrepentimiento. A veces, si no escuchamos las advertencias sutiles, las consecuencias pueden ser más severas.

Un Llamado al Arrepentimiento Sincero

La confrontación con el pecado, aunque incómoda, es un acto de amor de Dios. Él no desea que nos perdamos. Responde a Su llamado con estos pasos:

"Buscad a Jehová mientras puede ser hallado, llamadle en tanto que está cercano."
Isaías 55:6

Ponerse a cuentas con Él es simplemente reconocer Su verdad: que somos pecadores y necesitamos de Él. Es el camino a la salvación.