Introducción: La Esencia de Nuestra Libertad y Persecución
Hoy nos reunimos con gratitud por la libertad que tenemos para congregarnos. Esta libertad contrasta drásticamente con la cruel persecución que enfrentan nuestros hermanos en Siria, Chiapas y otras partes del mundo, donde ser cristiano puede significar tortura y muerte.
Esta persecución, que ha existido desde los tiempos de Cristo, es una señal de que Jesús es "el camino, la verdad y la vida". Aquellos que buscan a Dios se convierten en blanco del diablo, quien no quiere que la luz de Cristo resplandezca. Así, nuestro gozo y agradecimiento deben manifestarse en alabanza y obediencia. La venida inminente del Señor nos llama a vivir con un corazón limpio y arrepentido, expresando nuestra fe a través de obras de amor, como nos enseña la carta de Santiago.
1. La Fe Vacía: Creer sin Obrar
Santiago nos interpela directamente: ¿De qué sirve decir que tienes fe si no la demuestras con tus acciones? Una fe sin obras es una fe muerta en sí misma, una mera declaración vacía sin poder para salvar o transformar.
Este tipo de fe se asemeja a ver a un hermano necesitado (sin ropa, sin alimento) y simplemente ofrecerle palabras amables como "Id en paz, calentaos y saciaos", pero sin proveerle lo necesario. Buenos deseos, oraciones vacías sin acción, demuestran una fe estéril.
La Advertencia de Santiago:
Santiago 2:15-17
"Y si un hermano o una hermana están desnudos, y tienen necesidad del mantenimiento de cada día, y alguno de vosotros les dice: Id en paz, calentaos y saciaos, pero no les dais las cosas que son necesarias para el cuerpo, ¿de qué aprovechará? Así también la fe, si no tiene obras, es muerta en sí misma."
Una fe que no produce ningún fruto o evidencia, es una fe sin vida, una carcasa sin el Espíritu Santo habitando en ella. Esta clase de fe no puede salvar a nadie.
Ejemplo de Fe Activa: Conferencia Portavoces
Cuando unos hermanos de la iglesia deseaban asistir a una conferencia para aprender más, pero no tenían los recursos, la fe activa del hermano Dani y de la iglesia se manifestó. En lugar de solo orar, se movilizaron para proveer los boletos de avión, entradas y hospedaje.
Esto es una "fe activa": una que no solo desea el bien, sino que actúa para hacerlo posible.
En un mundo que sufre, las personas necesitan ver una fe activa en ti, una fe que inspire, que invite a decir: "¡Yo quiero eso! Quiero vivir como esa persona vive". Si nuestra fe no produce nada, no impactará a nadie ni nos salvará.
2. La Fe Práctica: Demostrada por Obras
La fe práctica es aquella que se manifiesta, se hace visible a través de nuestras acciones. Es la evidencia tangible de lo que creemos en nuestro corazón.
Santiago nos desafía: "Muéstrame tu fe sin tus obras, y yo te mostraré mi fe por mis obras." Esto significa que nuestra fe no puede ser un concepto abstracto, debe tener una expresión concreta en nuestra vida diaria.
Juan y Marcos: La Fe en Acción
En un pueblo, Juan proclamaba su fe constantemente, hablaba de Dios y exhortaba a otros a practicarla. Marcos, por otro lado, era reservado, a veces faltaba a la iglesia para ayudar a ancianos o vecinos a reconstruir sus casas después de un tornado, compartiendo alimento con los menos afortunados.
Cuando Juan le cuestionó a Marcos por su silencio sobre la fe, Marcos respondió: "Mi fe no está en mis palabras, mi fe está en mis acciones. En cada clavo y reja que reparo, en cada comida que comparto, en cada ancianato que ayudo, ahí está mi fe." Marcos prefería que sus pies y manos mostraran su fe al andar, en lugar de solo palabras sin fruto.
La Fe para ti Mismo:
La fe práctica no es solo para los demás; también se aplica a tu vida personal. ¿Qué haces cuando sales de la iglesia?
- ¿Sigues viviendo igual, consumiendo contenido que no te edifica, insultando o enfadándote fácilmente?
- O, por el contrario, ¿llegas a casa, lees la Biblia, escuchas alabanzas, oras y buscas de Dios?
Tu fe debe generar cambios visibles en todas las áreas de tu vida.
3. La Fe Diabólica: Creer sin Arrepentimiento
Existe un tipo de fe que es aún más sorprendente: la fe diabólica. Santiago nos dice: "Tú crees que Dios es uno; bien haces. También los demonios creen, y tiemblan." Los demonios conocen a Dios mejor que nosotros, pero su fe carece de un elemento crucial: el arrepentimiento.
El pasaje de Marcos 5:1-13 nos ilustra la fe de los demonios en el endemoniado gadareno.
La Fe de los Demonios:
- Se arrodillan ante Jesús en reverencia y temor.
- Claman a Él, reconociendo Su deidad ("Jesús, Hijo del Dios Altísimo").
- Ruegan en el nombre de Dios y hacen peticiones ("te ruego por Dios que no me atormentes").
Realizan actos religiosos y litúrgicos, pero su enfoque es puramente egoísta: solo buscan alivio para su propio tormento, sin una pizca de arrepentimiento por su rebelión o pecado.
Nuestra Actitud, ¿Como la de los Demonios?
Tristemente, muchas veces actuamos igual que los demonios. Podemos:
- Arrodillarnos, clamar y reconocer a Jesús como Dios.
- Pero si lo hacemos solo para escapar de nuestro sufrimiento o las consecuencias de nuestros pecados, sin un verdadero arrepentimiento, nuestra fe es demoníaca.
No se trata solo de creer en Dios, sino de arrepentirnos y buscar Su voluntad.
Ejemplos Bíblicos de Fe Viva y Obras
Abraham: Fe Perfeccionada por Obras
Santiago 2:20-23
Génesis 22:1-12
Abraham, nuestro padre en la fe, no fue justificado solo por creer, sino por sus obras. Cuando Dios le pidió sacrificar a su único hijo Isaac, Abraham no cuestionó; se levantó temprano y obedeció.
"¿No ves que la fe actuó juntamente con sus obras, y que la fe se perfeccionó por las obras? Y se cumplió la Escritura que dice: Abraham creyó a Dios, y le fue contado por justicia, y fue llamado amigo de Dios." (Santiago 2:22-23)
Dios reconoció su fe porque estuvo dispuesto a obedecer completamente. Como dijo Juan Calvino: "Es fe sola la que justifica, pero la fe que justifica nunca está sola." La fe y las obras son inseparables.
Rahab: La Ramera Justificada por Fe
Santiago 2:25
Josué 2:1-11
Rahab, la ramera de Jericó, también fue justificada por sus obras. Al recibir y enviar por otro camino a los espías israelitas, sus acciones fueron un fruto de su profunda convicción.
Ella declaró: "Yo sé que el Señor les ha dado esta tierra... El Señor vuestro Dios es Dios de arriba en los cielos y de abajo en la tierra." (Josué 2:9, 11).
Su fe en el Dios de Israel fue el origen de sus obras salvadoras. Las obras son una consecuencia natural de una fe genuina.
Diagnóstico de Tu Fe: ¿Cómo Respondes?
Santiago concluye con una analogía poderosa: "Porque como el cuerpo sin espíritu está muerto, así también la fe sin obras está muerta." (Santiago 2:26). Tu salvación depende de una fe viva y real, pero en la persona correcta.
Existen muchos tipos de fe, pero solo una salva:
- Algunos tienen fe impactante en ídolos o falsas deidades (ej. Santa Muerte), pero esa fe lleva a la condenación.
- La fe correcta es la que confía plenamente en la persona de Jesucristo.
"Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí."
Un Llamado a la Introspección y al Arrepentimiento:
Es tiempo de examinarnos. ¿Hemos manifestado una fe vacía, llena de palabras pero sin acciones? ¿Hemos actuado con una fe diabólica, buscando alivio del sufrimiento sin arrepentirnos de nuestro pecado?
Arrepintámonos y busquemos una fe práctica, una fe que revele el Espíritu Santo en nosotros, que impacte a nuestra familia, a nuestros hermanos y al mundo, para que nos vean no solo como religiosos, sino como verdaderos discípulos de Cristo.
Oración Final
"Señor, hoy delante de ti reconocemos que muchas veces nuestra fe es vacía, sin obras que te agraden. Perdonamos por la fe diabólica, aquella que solo busca escapar del tormento sin un verdadero arrepentimiento. Perdónanos, Señor. Ayúdanos a tener una fe práctica, una fe que revele tu Espíritu Santo dentro de nosotros y que impacte la vida de quienes nos rodean. Te reconocemos como nuestro único Señor y Salvador, quien murió en la cruz por nosotros y resucitó para darnos vida eterna. Gracias por tu sacrificio y por la fe que viene con la salvación. En el nombre poderoso de Jesús, amén."