Pequeños Corazones, Grandes Propósitos

El Llamado Divino a Educar en la Fe

Texto Base: Marcos 10:13-16

"Y le presentaban niños para que los tocase; y los discípulos reprendían a los que los presentaban. Viéndolo Jesús, se indignó, y les dijo: Dejad a los niños venir a mí, y no se lo impidáis; porque de los tales es el reino de Dios. De cierto os digo que el que no reciba el reino de Dios como un niño, no entrará en él. Y tomándolos en los brazos, poniendo las manos sobre ellos, los bendecía."

La Crucial Importancia de Nuestros Niños

El mundo celebra el día del niño, y nosotros, como iglesia, no podemos pasar por alto la importancia que Dios le da a los más pequeños. Este mensaje es para todos: padres, tíos, abuelos, y cualquier persona con influencia en la vida de un niño.

Realidad Impactante: Hogares Disfuncionales

Una revista de Mundo Psicológico (2021) reveló que el 70% de los niños en hogares disfuncionales (7 de cada 10) presentan problemas emocionales significativos como ansiedad, depresión, baja autoestima, y problemas de aprendizaje. El abandono, incluso con ambos padres presentes, crea un rechazo que lleva a comportamientos antisociales y dificultades en las relaciones futuras, pudiendo desembocar en adicciones, conductas delictivas y, tristemente, suicidio, como lo demuestran estudios en nuestra propia región.

Es evidente que la salud emocional y espiritual de nuestros niños es un asunto urgente. A la luz de la Palabra, entenderemos la perspectiva de Dios sobre ellos y nuestro papel en su formación.

1. Los Niños: Una Herencia Preciosa de Dios

El Salmista compara a los hijos con "saetas en manos del guerrero". Las saetas eran flechas hechas con materiales sólidos, ligeros y manejables, diseñadas para alcanzar objetivos lejanos con velocidad y precisión.

Versículo Clave

"Los hijos son una herencia del Señor, el fruto del vientre es una recompensa. Como flechas en las manos del guerrero son los hijos de la juventud. Dichoso aquel que llena su aljaba con esta clase de flecha; no será avergonzado por sus enemigos cuando litiguen contra él en los tribunales."

Salmo 127:3-5

Si formamos a nuestros hijos como estas saetas desde la juventud, dice el salmista, no seremos avergonzados. La palabra "pecado" en hebreo (atajá) y griego (hamartía) significa "errar al blanco". Nuestro hogar es la "aljaba" donde forjamos a nuestros hijos. Si los instruimos correctamente, cuando salgan al mundo, estarán equipados para no "errar al blanco" del propósito de Dios para sus vidas y no ser esclavos del pecado.

2. El Reino de Dios es de los Niños: Su Inocencia y la Gracia Divina

Cuando Jesús declara: "porque de los tales es el reino de Dios," nos invita a reflexionar sobre la naturaleza de la salvación en la niñez. Todos nacemos con una naturaleza pecaminosa (herencia de Adán), pero los niños a corta edad no son conscientes de su pecado ni tienen discernimiento moral. Por esta razón, no se bautizan, pues no pueden arrepentirse de aquello que aún no disciernen.

La Gracia Especial para los Pequeños

Si los niños no tienen la capacidad de discernir el pecado, ¿cómo podrían ser condenados al infierno si mueren a una edad temprana? La Biblia nos revela que Dios tiene una gracia especial para los niños. En su inocencia, el Señor los acoge.

"Por tanto, el Señor mismo os dará señal: He aquí que la virgen concebirá, y dará a luz un hijo, y llamará su nombre Emanuel. Comerá mantequilla y miel, hasta que sepa desechar lo malo y escoger lo bueno. Porque antes que el niño sepa desechar lo malo y escoger lo bueno, la tierra de los dos reyes que tú temes será abandonada."

Isaías 7:14-16

"Y vuestros niños de los cuales dijisteis que servían de botín, y vuestros hijos que no saben hoy lo bueno ni lo malo, ellos entrarán allá, y a ellos les daré, y ellos la heredarán."

Deuteronomio 1:39

Estos pasajes nos dan una pista: existe un periodo de inocencia donde los niños no han desarrollado la capacidad de "desechar lo malo y escoger lo bueno" de manera consciente. Sin embargo, no sabemos cuándo termina este periodo. Con la influencia actual de las redes sociales y la tecnología, la inocencia se pierde rápidamente. Por ello, es imperativo predicar el evangelio a los niños y guiarlos en el conocimiento de la Palabra de Dios, no robándoles su inocencia ni permitiendo que el mundo lo haga.

3. El Llamado Divino a Educar en la Fe: Responsabilidad y Disciplina

Jesús dijo: "Dejad a los niños venir a mí, y no se lo impidáis." Esta es nuestra respuesta. El ministerio de los padres en el hogar es el más crucial. La manera en que un niño concibe a Dios en su niñez moldeará su identidad, su visión del mundo, del matrimonio y de la familia. Los padres son el primer reflejo de Dios para sus hijos. Si no aman, cuidan e instruyen, la cosmovisión de Dios en sus hijos estará distorsionada.

Fundamento Bíblico para la Educación

"Instruye al niño en su camino, y aun cuando fuere viejo no se apartará de él."

Proverbios 22:6

No menospreciemos los corazones de los pequeños. Educar es prevenir, no reaccionar cuando ya es tarde. Estamos moldeando flechas que impactarán el futuro de nuestra sociedad y nuestra familia. Dios tiene grandes propósitos para cada niño, como Josías, Samuel o David.

Puntos Clave de la Instrucción en la Fe:

1. La Obligación Divina de los Padres

Dios nos instruye a enseñar Sus mandamientos diligentemente, en todo momento (al levantarse, acostarse, caminar). No se trata de sobrecargar, sino de integrar la fe en la vida diaria.

"Y estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón; y las repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas estando en tu casa, y andando por el camino, y al acostarte, y cuando te levantes."

Deuteronomio 6:6-7

La diligencia es como "hierro con hierro se aguza" (Proverbios 27:17); una constancia que forma el carácter y la fe. Evitemos que el tiempo excesivo en pantallas anule esta formación vital.

2. Los Frutos de una Educación Espiritual

La educación espiritual trae paz multiplicada para nuestros hijos, y bendición para nosotros, rompiendo maldiciones generacionales.

"Y todos tus hijos serán enseñados por Jehová; y se multiplicará la paz de tus hijos."

Isaías 54:13

En el hogar, somos privilegiados de sembrar, regar y ver el crecimiento de la semilla de la Palabra en nuestros hijos. Este proceso completo de formación es único y produce frutos duraderos.

3. La Omisión y sus Consecuencias

Padres, no provoquéis a ira a vuestros hijos. Criarlos en disciplina y amonestación del Señor (Efesios 6:4). Disciplina es entrenamiento, no solo castigo físico. Es enseñar hábitos, responsabilidades y límites con amor. La omisión no es solo la falta de enseñanza, sino también la falta de carácter y congruencia en los padres.

"Tú, pues, que enseñas a otro, ¿no te enseñas a ti mismo? Tú que predicas que no se ha de hurtar, ¿hurtas? Tú que dices que no se ha de adulterar, ¿adulteras? [...] El nombre de Dios es blasfemado entre los gentiles por causa de vosotros."

Romanos 2:17-24

Nuestra hipocresía es un tropiezo. Los hijos son nuestros principales jueces. Debemos vivir una fe auténtica para no crear generaciones perdidas que resistan el cristianismo por nuestro mal testimonio.

4. La Recompensa Eterna de la Instrucción

Jesús pone a los niños como ejemplo para entrar al Reino de Dios. ¿Cómo es un niño? Posee humildad, confianza y fe, pureza de corazón, capacidad de aprender, amor y gratitud, y capacidad de perdonar. Estas son las características que debemos cultivar en nosotros y en nuestros hijos.

"De cierto os digo que el que no reciba el reino de Dios como un niño, no entrará en él."

Marcos 10:15

Si la inocencia se contamina por la falta de instrucción o el mal ejemplo, estas cualidades se pierden. Los padres hemos delegado la educación a la escuela, dispositivos o incluso a la iglesia, cuando la responsabilidad principal es nuestra.

¡Tu Llamado a la Acción!

Dios ama profundamente a los niños y nos ha puesto como mayordomos de sus pequeñas almas. Hoy, tenemos la oportunidad de responder a Su llamado:

Una Advertencia Sobrecogedora:

"Cualquiera que haga tropezar a alguno de estos pequeños que creen en mí, mejor le fuera que se le colgase al cuello una piedra de molino de asno, y que se le hundiese en lo profundo del mar."

Mateo 18:6

Esta advertencia nos muestra el profundo amor de Jesús por los pequeños. Seamos mayordomos fieles de la bendición que nos ha confiado.