Preparándonos para la Conquista

Un mensaje basado en el libro de Josué que refleja la vida de todo creyente.

Texto Base: Josué 1:1-9

"Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente; no temas ni desmayes, porque Jehová tu Dios estará contigo en dondequiera que vayas."

Una Herencia ya Dada

Al igual que Josué y el pueblo de Israel, nosotros como creyentes tenemos una promesa y una herencia que ya nos ha sido dada por Dios. No es algo que debamos ganar, sino algo que debemos tomar y poseer. Esta herencia es espiritual, no física, y es tan real como lo fue la tierra prometida para ellos.

1. Nuestra Tierra Prometida es Celestial y Real

A diferencia de la promesa hecha a Abraham de una tierra física, nuestra herencia es una morada celestial. No es una leyenda ni un sueño, sino una realidad tan tangible como la resurrección de Cristo.

Versículo Clave

"En la casa de mi Padre muchas moradas hay... voy, pues, a preparar lugar para vosotros."

Juan 14:2

Ilustración

La resurrección de Jesús en un cuerpo glorificado demuestra la realidad de lo que vendrá. Nuestra herencia no es una fantasía, sino un lugar real que nos espera.

Versículos Adicionales

  • Filipenses 3:20-21: "Mas nuestra ciudadanía está en los cielos, de donde también esperamos al Salvador, al Señor Jesucristo..."
  • Apocalipsis 21:1-4: "Vi un cielo nuevo y una tierra nueva... Y yo Juan vi la santa ciudad, la nueva Jerusalén, descender del cielo..."

2. El Camino a la Conquista No Requiere Armas Físicas

Así como Josué no necesitaba armas físicas para tomar su tierra prometida (porque Dios ya había vencido a los enemigos), nosotros tampoco necesitamos fuerza física. Nuestra lucha es espiritual y requiere herramientas espirituales.

Versículo Clave

"Esfuérzate y sé valiente; porque tú repartirás a este pueblo por heredad la tierra."

Josué 1:6

¿Cuál es nuestra batalla?

Nuestra batalla no es contra carne ni sangre, como dice Efesios. Nuestros 'gigantes' son el temor, las dudas y la incredulidad que nos impiden tomar la herencia que ya poseemos en Cristo.

3. Nuestras Armas: Obediencia y la Palabra de Dios

Dios no le pidió a Josué que entrenara soldados, sino que se esforzara en ser obediente a Su Palabra. La verdadera prosperidad viene de no apartarse de ella. De la misma manera, el Espíritu Santo vive en nosotros para darnos el poder que necesitamos.

Versículo Clave

"Solamente esfuérzate y sé muy valiente, para cuidar de hacer conforme a toda la ley que mi siervo Moisés te mandó; no te apartes de ella ni a diestra ni a siniestra, para que seas prosperado en todas las cosas que emprendas."

Josué 1:7

Ejemplo de Obediencia

Josué obedeció y Dios le dio la victoria. Nosotros, al ser obedientes, también experimentamos la victoria en nuestra vida espiritual.

Nuestras Verdaderas Riquezas

Las riquezas que el Señor nos promete no son físicas, sino espirituales. Nuestra vida espiritual aquí en la Tierra es una muestra real de lo que experimentaremos en nuestra herencia celestial.

Llamado a la Acción: Conquista tu Herencia

  • Arrepiéntete: Al entregarle tu vida a Cristo, tu herencia se convierte en una realidad.
  • Sé Valiente: No dejes que el temor te paralice.
  • Obedece la Palabra: Este es el camino a la verdadera prosperidad.
  • Reparte la herencia: Comparte esta promesa con tus familiares, amigos y vecinos.

"Nuestra lucha no es contra carne y sangre, sino contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes."

Efesios 6:12