"Y decía a todos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día, y sígame. Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí, este la salvará." - Reina-Valera 1960
"Entonces dijo a la multitud: «Si alguno de ustedes quiere ser mi seguidor, tiene que abandonar su propia manera de vivir, tomar su cruz cada día y seguirme. Si tratas de aferrarte a la vida, la perderás, pero si entregas tu vida por mi causa, la salvarás." - Nueva Traducción Viviente
Esta infografía explora el profundo significado de Lucas 9:23-24, un pasaje bíblico muy conocido. Más allá de una simple lectura, profundizaremos en cómo estas palabras de Jesús nos invitan a una transformación diaria, impactando nuestra vida espiritual, emocional y familiar.
Jesús no se preocupaba por lo que la gente decía de Él, sino por lo que Sus discípulos creían. En Lucas 9:18-20, Pedro confiesa: "El Cristo de Dios". Esta revelación es crucial, ya que nuestra creencia sobre Jesús define nuestra cosmovisión y comportamiento.
Si crees que Jesús es solo una leyenda o una religión, tu cristianismo será superficial. Pero si crees que Él es el Cristo de Dios, el dador de vida, Dios mismo, entonces tus propósitos, prioridades, pensamientos y acciones cambiarán radicalmente.
"Y les preguntó, diciendo: ¿Quién dicen las multitudes que soy yo? Ellos respondieron: Juan el Bautista; y otros, Elías; y otros, que algún profeta de los antiguos ha resucitado. Y les dijo: ¿Y vosotros, quién decís que soy? Entonces, respondiendo Pedro, dijo: El Cristo de Dios." - Lucas 9:18-20
Tu creencia sobre Jesús moldea tu vida. ¿Es Él un cuento, una religión o el Ungido de Dios?
Jesús fue claro con sus discípulos: Él sufriría y sería rechazado (Lucas 9:22). De igual manera, advirtió que Sus seguidores serían aborrecidos por causa de Su nombre (Mateo 10:22).
Seguir a Cristo no es fácil. Implica enfrentar burlas, rechazo e incomprensión de un mundo que no valora las cosas de Dios. Para muchos, nuestra fe parece una "locura", pero es el camino que Él nos ha mostrado.
"El Hijo del Hombre tendrá que sufrir muchas cosas terribles... Lo matarán, pero al tercer día resucitará." - Lucas 9:22 (NTV)
"Y seréis aborrecidos de todos por causa de mi nombre." - Mateo 10:22
La "locura" de servir a Dios: Personas que no entienden por qué alguien serviría sin pago, o se sacrificaría por la obra de Dios, tachándolos de "locos".
Jesús declara: "Todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí, este la salvará" (Lucas 9:24). "Salvar tu vida" aquí se refiere a aferrarte a tu vieja manera de vivir, a tu naturaleza pecaminosa, a viejos pensamientos y comportamientos.
Al querer conservar lo viejo, pierdes tu vida física y espiritual. Muchas personas, por aferrarse a amistades, relaciones o vicios, terminan perdiendo su vida. Al morir a ti mismo y entregar tu vida al Señor, salvas tu vida de errores, pecados y destrucción.
Entregar tu vida a Cristo significa morir a tu "viejo yo" para vivir una vida nueva y plena, libre de las cadenas del pecado y las adicciones.
La frase "cada día" en Lucas 9:23 tiene un profundo contexto eterno. No es una exigencia, sino una oportunidad constante llena del amor de Dios:
Vivir cada día buscando Su rostro y haciendo Su voluntad no es un peso, sino una bendición que te conviene a ti.
¿Cometiste un error hoy o esta semana? Dios te da una nueva oportunidad cada día para arrepentirte y buscar Su perdón.
Jesús pregunta: "¿Pues qué aprovechará al hombre si gana todo el mundo y se destruye o se pierde a sí mismo?" (Lucas 9:25). El pasaje paralelo en Mateo 16:26 añade: "¿O qué recompensa dará el hombre por su alma?"
Muchas personas se afanan por riquezas, estatus o logros, sacrificando tiempo con la familia, la salud e incluso su propia alma. Al final, estas ganancias temporales no traen verdadera satisfacción y pueden llevar a la destrucción.
El caso del hombre con COVID que, a pesar de tener recursos y trabajar toda su vida, perdió todo lo material y luego su vida, demostrando la vanidad de afanarse por lo terrenal.
"Porque, ¿qué aprovechará al hombre si ganare todo el mundo, y perdiere su alma? ¿O qué recompensa dará el hombre por su alma?" - Mateo 16:26
Tomar tu cruz cada día no es un peso insoportable, sino vivir bajo la gracia de Dios. Cristo ya cargó tus pecados en la cruz. En Él, tienes una nueva vida, una nueva manera de pensar y de ver el mundo.
Dejar los afanes y la ansiedad por las riquezas de este mundo. Prioriza lo más importante: tu vida espiritual, tu alma, la vida de tus hijos, de tu esposa, y tu vida eterna.
Dedicar tiempo de calidad a los niños, es un ejemplo de cómo priorizar lo eterno sobre lo temporal, trayendo verdadera bendición.
La invitación es clara: entender que tomar nuestra cruz cada día implica morir a nosotros mismos y a los afanes de esta vida. Lo más importante es tu vida espiritual, la vida emocional tuya, de tus hijos y de tu familia.
"De nada sirve que te desgastes por la economía, por los afanes de la vida, si al final, como decía aquí el Señor, ¿de qué sirve que quieras salvar tu vida si al final la vas a perder?"
Recuerda que el yugo de Jesús es ligero y fácil de llevar. Él no nos pide un peso que no podamos soportar, sino que llevemos nuestra cruz cada día para parecernos más a Él y experimentar la verdadera bendición.